viernes, 18 de marzo de 2011

Esquina abandonada en Puan

Sobre el camino que lleva al monasterio de las Clarisas, pero aún sin salir de la zona urbana de Puan, existe una esquina con un antiguo edificio abandonado.

No puedo agregar gran cosa sobre esta construcción; desconozco su historia e incluso las funciones que habrá cumplido en sus tiempos de actividad.

Pero quisiera aprovechar este espacio para recopilar algunas interpretaciones sobre el nombre de la localidad: Puan, claramente de etimología mapuche, pero con incierto significado. En textos de Romualdo Ardissone, Manuel Olascoaga y Enrique Udaondo se lee que Puan quiere decir “los fantasmas”. El erudito Esteban Erize, en cambio, sostenía que se trataba de una exclamación indígena que se utilizaba antes de comer o beber; algo así como una fórmula para el brindis. Segundo Fernández y Augusto Guinnard opinaban que era el nombre de un cacique. Lázaro Flury, Rómulo Muñiz y Estanislao Zeballos lo traducían como “dos soles”; de la misma opinión era Eliseo Tello. En una guía comercial del Ferrocarril Sud puede leerse “corral detrás de los cerros”. El P. Domingo Milanesio anotó que su significado era “llegar”; Juan Domingo Perón, que se basó en los escritos de Milanesio para su libro de toponimia araucana, también decía idéntica cosa. Pero el mismo Milanesio, en una segunda edición, se corrigió y puso que Puan significaba “baile”. Florentino Aníbal Suárez traducía como “dos bomberos”. Alguien que firmó como “Cuyanito” prefirió “laguna de dos soles”. Y entre muchas otras más de distintos autores, podrán leerse: “sol entre dos cerros”, “dos ancas”, “dos serán”, “dos caras”, “dos guanacos”, “alma de los muertos”, “cerca de arroyo y laguna”, “no hay agua”, “cerritos”, “dos bomberos vienen”, “las tripas”, “llamar a los muertos”, “anteayer”, etcétera. Incluso hay quien dice que en realidad no provendría de palabra mapuche, sino francesa: point.


© 2011, Héctor Ángel Benedetti

viernes, 4 de marzo de 2011

Mausoleos abandonados en Pigüé (parte II)

Otras cuatro imágenes de bóvedas abandonadas en el cementerio de Pigüé, sudoeste bonaerense. Se incluyen en esta oportunidad algunas vistas de interiores. No siempre el visitante común puede enterarse a qué familia pertenecieron, porque el tiempo ha borrado sus datos.



© 2011, Héctor Ángel Benedetti