viernes, 25 de junio de 2010

Iglesia abandonada en Larramendy (parte II)

Otras cuatro imágenes de Larramendy, aquella fallida experiencia de los monjes benedictinos en Pehuajó. En la primera fotografía se aprecia el conjunto formado por la iglesia y su edificio anexo. A continuación, dos vistas del interior: el altar y uno de los laterales de la nave. Por último, la vecina estación de trenes; también abandonada desde la clausura del ramal.



© 2010, Héctor Ángel Benedetti

viernes, 18 de junio de 2010

Iglesia abandonada en Larramendy (parte I)

Al noroeste del partido de Pehuajó, cerca del límite con Carlos Tejedor, está el paraje Larramendy que consiste en campos que otrora fueran propiedad de la familia Bellocq, con una estación de tren hoy desafectada y —lo más llamativo— una gran iglesia cuya torre se destaca desde lejos en ese paisaje, aunque en realidad son pocos quienes la ven por tratarse de un lugar escasamente visitado. No hay otra cosa en Larramendy; nunca tuvo pueblo y no es sitio habitual de paso para ir hacia otra parte.

María Larramendy, viuda de Bellocq, convenció a unos monjes benedictinos para que emigraran desde sus países de origen y se instalasen en sus tierras. Era su intención que los monjes oficiaran misas en memoria de su marido y atendiesen una escuela para los hijos de la peonada. Primero los llevó más al sudeste, ordenando la construcción de una iglesia y de un edificio anexo en la zona donde con el correr de los años habría de levantarse el pueblo Bellocq. Los monjes llegaron en 1914 y se fueron desilusionados en 1916. La hacendada quiso repetir la experiencia, aunque ahora en sus campos del noroeste; de esta forma, mandó edificar en Larramendy una iglesia y un anexo exactamente iguales a los de Bellocq.

Los benedictinos estuvieron en Larramendy entre 1917 y 1924; al marcharse, la iglesia y su anexo quedaron abandonados en medio del campo.


© 2010, Héctor Ángel Benedetti

viernes, 11 de junio de 2010

Fortín abandonado en Vatteone

En el partido de Adolfo Alsina, a mano derecha del camino de tierra entre el aeródromo de Carhué y la estación de ferrocarril Arturo Vatteone (antiguamente llamada El Centinela), quedan restos de un fortín que se construyó en la década de 1920 para evocar la Campaña al Desierto, cuyas divisiones militares primera y segunda partieron de esta zona en 1879.

Vatteone, el dueño de las tierras, fue uno de los impulsores del turismo en Epecuén. A sus emprendimientos orientados a explotar las propiedades termales del lago, se sumó la construcción de un fortín-museo sobre la orilla sur. Se acompaña una imagen del mismo, tomada de una tarjeta postal circulada en 1948.

Pero con el correr de los años se lo fue abandonando y hoy de él solo quedan las ruinas de su atalaya.


© 2010, Héctor Ángel Benedetti

viernes, 4 de junio de 2010

Club abandonado en Victorino de la Plaza

La Compañía General de Ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires (CGBA) inauguró sus servicios en el ramal de Patricios a Victorino de la Plaza en diciembre de 1911. La intención de esta empresa de capitales franceses era llegar hasta Salliqueló; y si bien ya tenían los terrenos adquiridos para su prolongación, el tendido de rieles solo se hizo hasta Victorino de la Plaza, faltando escasos kilómetros para alcanzar la ansiada punta.

En este paraje hay unas pocas casas y un club social y deportivo fundado el 1 de marzo de 1937. El club hoy está abandonado.

El ramal fue clausurado en 1977 y las vías se levantaron en su totalidad. Las dos últimas imágenes muestran lo que fuera el galpón de locomotoras de Victorino de la Plaza y la estación misma, actualmente en ruinas.



© 2010, Héctor Ángel Benedetti

martes, 1 de junio de 2010

Matadero abandonado en Carhué

Una construcción de Francisco Salamone (1897-1959), arquitecto-ingeniero contratado en la segunda mitad de la década de 1930 por el gobierno de la provincia de Buenos Aires para la edificación de obras públicas en varias ciudades. La mayoría de estas obras fueron municipalidades, plazas, mataderos y pórticos de cementerios, aunque también hizo entradas de parques, escuelas y algún mercado.

Entre Carhué (que en aquel entonces se llamaba Adolfo Alsina, como el partido) y la Villa Lago Epecuén (hoy completamente en ruinas) estaba este matadero, un buen ejemplo del peculiar estilo monumentalista de Salamone. Su fachada, con esas grandes letras de cemento y una alta torre que ostentaba su decoración representando a una cuchilla, miraba hacia el lago que en 1985 desbordó arrasando un pueblo entero.


© 2010, Héctor Ángel Benedetti

Escuelas abandonadas en Madariaga y en Nieves

Dos escuelas construidas con igual diseño, ubicadas en parajes muy distantes entre sí. Hubo muchos establecimientos edificados según este modelo (de pequeñas “casitas”) en diferentes puntos de la provincia de Buenos Aires.

La primera imagen corresponde a una escuela de la zona rural de General Juan Madariaga, sobre el camino viejo que llevaba a la costa desde la fábrica de sidra La Victoria y que nacía en la esquina donde estaba el almacén de Núñez. La escuela se puso frente a una parada, hoy inexistente, del ramal ferroviario a Pinamar. De dicha parada (Kilómetro 12, antes llamada Kilómetro 11,838) solo quedan restos de unos fierros que presumiblemente fueran la base de un molino.

La otra escuela que aquí se muestra funcionó en Nieves, partido de Azul. Al igual que la anterior, nunca tuvo pueblo en torno suyo: el caserío de Colonia Nieves está a varios kilómetros de ella. Las referencias más cercanas para la escuela —sobre la antigua carretera que unía Azul con Hinojo, Sierra Chica y Olavarría— eran la estación Nieves (Ferrocarril Sud) y un almacén de campo cuya imagen también se adjunta.



© 2010, Héctor Ángel Benedetti

Angkor

Cuando en 1861 el naturalista francés Henri Mouhot recorría la jungla del norte de Camboya, se maravilló al ver que a la distancia, entre las copas de los árboles, sobresalían las antiguas torres de piedra de una ciudad inexplorada. Eran las construcciones de Angkor Thom, zona que fuera la capital del imperio Khmer y que había sido abandonada quinientos años antes. Murallas, torres, santuarios, edificios reales, terrazas, acequias, avenidas, monumentos; todo estaba olvidado y oculto en medio de la selva.

Este rincón en la web fue dedicado por su autor, Héctor Ángel Benedetti, a compartir imágenes de lugares abandonados. Salvo aclaración en contrario, son fotografías propias; la mayoría de ellas, de construcciones ubicadas en la provincia de Buenos Aires. Es de suponer que el destino final de muchos sitios será, fatalmente, convertirse en una especie de periferia de Angkor.

© 2010, Héctor Ángel Benedetti